Febrero, 2011: Impulsar medidas de adaptación al cambio climático: Juan Manuel Carreras López

La actual crisis alimentaria es producto de los efectos negativos del cambio climático, señaló el doctor Juan Manuel Carreras López, director general del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE) al abordar el tema: Primero, hay que comer, en el periódico electrónico Plano Informativo.

El doctor Carreras López señala que si bien es cierto que los factores económicos han incidido en los precios mundiales de los alimentos, las repercusiones de las inundaciones y sequías en diferentes partes del planeta, como la antigua Unión Soviética, Brasil y Australia, han mermado la producción mundial.

En este sentido, señala el doctor Carreras, México no ha sido la excepción, ya que en el norte del país se registraron heladas sin precedentes que afectaron también la producción de maíz en los inicios de este año.

El director general del FIDE dijo que ante esta situación, la contingencia mundial derivada del encarecimiento del grano se enfrenta a través de importantes estrategias como es la toma de acciones a corto plazo para mantener los precios estables de los productos básicos.

Recordó que en México para garantizar que se contará con el abasto de suficientes granos a pesar de la crisis provocada por las heladas, el presidente Felipe Calderón anunció un nuevo paquete de beneficios fiscales con el fin de ayudar a los agricultores de Sonora, Sinaloa y Tamaulipas a producir lo necesario que permitan cubrir la demanda para la industria de la tortilla, así como un programa extraordinario de importación del grano, toda vez que la cadena de producción maíz-tortilla es estratégica para la seguridad alimentaria de México.

Apuntó que con la mira puesta en el mediano y largo plazo, para evitar crisis alimentarias mayores, se deben prever medidas pendientes para aumentar la inversión pública y privada en agricultura; hacer que el desarrollo de biocombustibles requieran menos consumo de alimentos y sobre todo, subrayó: “impulsar medidas de adaptación al cambio climático que permitan el equilibrio entre el crecimiento de la población y la demanda y el abasto de alimentos en el mundo, como condición elemental de combate a la pobreza y de gobernabilidad mundial”.